Cliente y diseñador, obligados a entenderse

Si navegáis mucho por Internet habréis visto cientos de memes sobre la relación entre diseñador y cliente.

Está claro que existen clientes tóxicos, como aquellos que lo quieren todo para ayer pero una vez entregado no responden en dos meses, los que te faltan el respeto, te llaman fuera de horas de trabajo y pretenden que estés disponible siempre, o los que no pagan.

Así mismo existen diseñadores tóxicos, que solamente saben quejarse de sus clientes pero no tratan de explicarles por qué toman las decisiones que toman, faltan siempre a sus compromisos de entrega o están totalmente «endiosados».

God is a Designer Photo by Daniel Schaffer on Unsplash
Photo by Daniel Schaffer on Unsplash

Sin embargo, la mayoría de las veces se trata de un problema simple de comunicación y comprensión. El cliente no tiene que saber de principios del diseño, entender el proceso de trabajo o distinguir las funciones de cada miembro del equipo, y para el diseñador es a veces difícil explicar ciertas cosas que cree muy normalizadas pero que fuera de sus espacios de trabajo no son tan conocidas como piensa.

Por eso con este post quiero lanzar alguna luz sobre algunos de los principales problemas que nos encontramos en la relación entre cliente y diseñador.

Comprender el proceso de diseño

El diseño de cualquier material conlleva un proceso que comienza incluso antes de que empezamos a seleccionar fuentes, elegir colores o crear formas. Lo cierto es que casi siempre hay un proceso previo de investigación, aunque sólo sea para encontrar ideas y fijar el estilo.

Este proceso de investigación suele incluir también el conocimiento del cliente, por lo que se necesitará alguna sesión de briefing en la que el diseñador pregunte aquello que necesita saber para adecuar el diseño a las características y necesidades de este. 

Además es necesario conocer quiénes van a ser los usuarios o clientes finales, a los que va dirigido el producto que se está diseñando.

Y una vez empecemos a diseñar y dependiendo del tipo de diseño pasaremos por otras muchas fases que pueden incluir desde crear bocetos de baja fidelidad para decidir la estructura básica a hacer tests y pruebas con usuarios.

Además, es necesario contar el tiempo que se tardará en redactar textos y seleccionar imágenes, así como los tiempos de revisión y cambios.

Todo este proceso conlleva más tiempo del que el cliente no especializado puede pensar, y por eso muchas veces los clientes deciden contratar con el tiempo muy justo y lo que pasa es que, o bien no encuentran a nadie o bien cuando lo encuentran no se cumplen los plazos o el resultado no es el esperado.

Consejo para clientes:

Piensa en contratar con tiempo suficiente, no esperes al último momento o dejes el diseño para el final, y ten en cuenta también el tiempo que te va a llevar a ti revisar presupuestos, entregar el material que te solicitan, revisar las propuestas, etc. Y ten muy claro antes de contactar con nadie cuáles son tus objetivos, a quién irá dirigido el diseño que necesitas o el tono que quieres darle.

Consejo para diseñadores:

Deja siempre, desde las primeras reuniones, muy claro cuál es el proceso que vas a seguir, el tiempo aproximado que puede llevar, qué vas a necesitar de tu cliente y cualquier otro punto que haga que tu cliente entienda bien cuál va a ser el procedimiento y aproximadamente el tiempo que se va a necesitar para tener su producto finalizado.

Generar un feedback adecuado

Muchas veces los proyectos se vuelven eternos y tediosos para las dos partes porque no se termina de dar con lo que el cliente quiere. Si bien es cierto que hay casos en que las miles de revisiones no pueden evitarse simplemente porque cliente y diseñador no terminan de encajar, a veces es mucho más sencillo: explicar mejor lo que se quiere y hacer mejores preguntas.

A los diseñadores un “me gusta” o un “no me gusta” nos sirve de poco. Tenemos que saber cuál es la razón, qué no funciona en el diseño y por qué hay que hacer esos cambios. De esta forma será mucho más seguro que la próxima entrega esté más cerca de lo que necesita el cliente.

Por otro lado tener claros los objetivos del diseño desde las dos partes hará más fácil llegar a un buen resultado. Y recuerda que el diseño tiene que representarte y mandar el mensaje adecuado al público objetivo. Cómo diría mi madre “para gustos los colores”, al final a unas personas les gustará más y a otras menos pero lo importante es que el producto venda, comunique o informe al cliente, es decir que cumpla eficientemente sus objetivos. Y por cierto, la frase “ponle más diseño” no es una buena opción para dar feedback.

Consejo cliente:

Ten claros quiénes son los receptores del mensaje, es para ellos para quienes se está diseñando, no para ti. Enseña ejemplos de lo que quieres desde el primer momento y exprésate adecuadamente. Por ejemplo, no digas simplemente “no me gusta el color” di algo como “creo que este color no funciona porque mis usuarios son personas jóvenes que necesitan que el producto sea más alegre y de sensación de cercanía”.

Consejo diseñador:

Pregunta, pregunta y pregunta. Si no te queda claro qué quiere cambiar el cliente y por qué, cuáles son sus objetivos, qué es lo que no está funcionando, tírale de la lengua. Tenlo todo claro antes de hacer cambios a ciegas que sólo te van a llevar a miles de versiones y de horas de trabajo desperdiciadas.

El espacio blanco es nuestro amigo

Los diseñadores usamos el espacio blanco, es decir espacios sin elementos de contenido u ornamentales para dejar que los diseños respiren, para jerarquizar, para crear ritmo, etc.

El uso del espacio blanco es necesario para crear diseños limpios y de fácil lectura para el receptor, pero es cierto que a veces las personas no especializadas, al revisar con detenimiento un diseño pueden pensar que estaría mejor con menos espacio. Lo curioso es que esto pasa cuando el cliente se para a mirar muy detenidamente su diseño y al separar tanto las partes le empiezan a dar tentaciones de juntarlo todo, pero cuando ve un diseño de otro no se para tanto en el detalle y no ve este espacio blando como un problema.

Consejo cliente:

Mira detenidamente pero no te olvides de mirar el conjunto y sobre todo de pensar si ese espacio está ahí porque no había nada que poner o porque realmente mejora la lectura y contribuye a que todo sea más claro. Y en todo caso, habla con tu diseñador, que te explique bien las razones para tomar esas decisiones, cuéntale cuál es tu opinión y llegad a un acuerdo.

Consejo diseñador:

Intenta explicar siempre por qué usas los recursos que usas, y por qué dejar espacio es necesario para que el diseño respire y sea limpio, y escucha a tu cliente. No rechaces todo lo que dice sólo porque no sea un entendido, el usuario final tampoco lo es.

Cómo elegir colores y tipografía

La elección de colores y tipos de letra también suele ser un motivo de controversia.

Cuando se eligen estos elementos el diseñador suele tener en cuenta distintas características. Por ejemplo una tipografía debe poder leerse bien, combinar con otras tipografías existentes en el diseño o ser adecuada para el tono y el estilo general de la página.

Por otro lado, aunque existen muchas buenas tipografías gratuitas es posible que una tipografía especial tenga que comprarse para el diseño y este es un gasto extra dentro del presupuesto.

Colores
Photo by Pawel Czerwinski on Unsplash

Con los colores el diseñador también elegirá teniendo en cuenta características similares a las comentadas anteriormente, y deberá tener en cuenta que algunos colores al combinarse no generan suficiente contraste y pueden hacer que sea complicada la lectura para algunas personas.

Consejo para el cliente:

Fíjate que los colores y tipografías sean adecuados y combinen bien con todo el estilo del diseño, y que no generen problemas de lectura. Y cuando sugieras una tipografía asegúrate de los derechos, si debes comprarla y si es de fácil lectura en cualquier situación, incluso en tamaños pequeños.

Consejo para diseñadores:

Explica las implicaciones de usar distintas tipografía o colores, y si vas a usar tipos de letra de pago incluye el coste en el presupuesto o específica que existe la posibilidad de tener que comprarlas.

Comprender las funciones de cada miembro del equipo o diseñador

A veces los clientes creen que cualquier tipo de diseñador o persona que más o menos entienda de diseño puede hacerlo todo. Sin embargo, ni todos los diseñadores están especializados en el mismo tipo de productos, ni todos los proyectos puede llevarlos a cabo una única persona de un único perfil.

Piensa un ejemplo muy sencillo, si fueras a crear un periódico no se te ocurriría contratar una única persona para maquetar, redactar, hacer las fotos, etc. Contratarías un equipo con diversos perfiles.

Con muchos diseños pasa lo mismo, pero especialmente cuando hablamos de una web, es probable que necesitemos distintos profesionales que nos ayuden.

Es cierto que para una web muy sencilla puede que el propio cliente pueda escribir los textos y elegir las imágenes, y contratar un diseñador/implementador para crear la web. Pero también es verdad que todo irá mejor con un equipo más completo.

Consejo cliente:

Analiza qué necesidades tienes y elige un profesional o profesionales especializados en ese tipo de trabajos.

Si no tienes muy claro las diferencias entre cada profesional puedes leer mi post sobre los distintos tipos de diseñadores.

Consejo diseñador:

Coge aquellos proyectos para los que estés preparado, no pasa nada por rechazar algo que no puedes abarcar, o busca colaboradores que puedan rellenar los espacios a los que tú no llegas.


Y estas son algunas breves ideas que pueden hacer más fácil la comunicación entre cliente y diseñador. Si tenéis algo más que aportar, comentad.

Imagen destacada de John Schnobrich en Unsplash

Autor

Marta Rico
Diseñadora freelance
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